¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS HOSPITAL JULIO C. PERRANDO!!!!
A continuación destacamos un artículo publicado en la Chaqueña, suplemento de diario "Norte".
El Hospital Julio C. Perrando, que hoy cumple 100 años, sobrevive, con sus luces y sombras, y promete seguir en pie, como un viejo coloso que se resiste a morir. La antigua edificación, un ejemplo de preservación de nuestro patrimonio cultural, sigue dando hoy respuestas a las necesidades sanitarias de la región y de países vecinos. Apoyada por la nueva y moderna estructura, conforman ambas un binomio en el que lo antiguo y lo moderno se conjugan en un servicio de excelencia académica y alta tecnología.
Rodeado por silenciosas y gigantescas tipas y espaciosos verdes donde algunos gatos vagabundos merodean su hambre o su orfandad en un febril ir y venir de profesionales, pacientes y familiares, el centenario edificio, inaugurado el 12 de diciembre de 1910 como Hospital Regional, está allí, en pie, luchando como un coloso desde su arquitectura aún imponente por mantener vigente el sueño de hombres y mujeres de una tierra y un país solidarios, para los que aliviar la enfermedad, el dolor y la muerte de sus semejantes era un imperativo insoslayable.
Hoy, recorrer algunas de sus salas es el reflejo de otro tiempo y otro país, otras urgencias, otras gestas muy diferentes en su espíritu y en sus resultados. Pero también es el espejo que refleja el esfuerzo y la tenacidad de quienes allí adentro trabajan a contrapelo de estrecheces penosas, y que a despecho de ellas logran, día a día, hacer que el viejo hospital se posicione como un centro de referencia tanto en asistencia médica, como en criterios científicos y de aplicación de tecnología y tratamientos de alta complejidad no solo en la provincia sino en toda la región y en países vecinos.

Los primeros pasos
La creación de un hospital en Resistencia fue un anhelo del pueblo chaqueño desde los primeros años de la colonia. Ya en 1888 se hizo evidente e insostenible la angustiosa carencia de un centro asistencial que contemplara y solucionara los problemas crónicos de la asistencia sanitaria, que indefectiblemente obligaban a los pobladores a recurrir a Corrientes.
Existían algunos establecimientos creados para situaciones de emergencia, por ejemplo, ante la epidemia de cólera que en 1886 se declaró en el litoral, pero que sólo paliaban problemas específicos en determinadas oportunidades.
“Los sobrevivientes de la primera inmigración solían referir la angustia que las enfermedades y los accidentes provocaban en la colonia por falta de asistencia médica”, cita Guido Miranda en Tres ciclos chaqueños.
Es así que, a partir de 1891, comenzaron a movilizarse tras ese objetivo las autoridades territoriales y municipales y la Sociedad de Damas de Beneficencia, cuya creación es citada por Manuel Meza en El Chaco Austral, obra que señala como autores de la iniciativa al entonces gobernador del Territorio Antonio Dónovan y a su esposa Cándida G. de Dónovan.
Es digno de destacar este esfuerzo local en beneficio de la salud de la población. Pero sólo lograron, en medio de grandes dificultades económicas, habilitar locales provisorios e inadecuados entre 1907 y 1910; primero en Mitre 265, en un pequeño local con capacidad para hospitalizar a cuatro enfermos, y luego en la modesta vivienda de Ayacucho 41 —a la que se denominó Hospital de Caridad— y, por último, en una casa de mayores dimensiones en la esquina de Brown y López y Planes.
En todas estas iniciativas fue vital la infatigable pasión de un joven profesional, el doctor Julio C. Perrando, que había llegado a Resistencia en 1904, apenas recibido de médico, y cuya figura pionera merece un párrafo aparte, junto con la del farmacéutico Olaf With.
Publicado en Diario Norte, el domingo 12 de Diciembre de 2010.-
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